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Novelista, poeta y autor dramático español, además de cuentista, ensayista y periodista, Valle Inclán destacó en todos los géneros que cultivó y fue un modernista de primera hora que satirizó amargamente la sociedad española de su época. Estudió Derecho en Santiago de Compostela, pero interrumpió sus estudios para viajar a México, donde trabajó de periodista en El Correo Español y El Universal. A su regreso a Madrid llevó una vida literaria, adoptando una imagen que parece encarnar algunos de sus personajes. Actor de sí mismo, profesó un auténtico culto a la literatura, por la que sacrificó todo, llevando una vida bohemia de la que corrieron muchas anécdotas.
En relación al teatro y a las artes escénicas Valle-Inclán fue actor, adaptador, traductor, escenógrafo, director teatral, productor teatral y sobre todo, dramaturgo. Escribió numerosas obras de teatro y desde sus comienzos literarios mostró una atracción por el mundo del escenario. Valle-Inclán, al igual que Miguel de Unamuno y Azorín, se enfrenta directamente al teatro comercial vigente. Esos tres autores muestran una clara oposición al teatro realista, costumbrista y de corte burgués que tanto éxito tenía en los escenarios, cuyos máximos exponentes en ese momento eran Jacinto Benavente y los hermanos Álvarez Quintero, como antes lo había sido José de Echegaray, si bien cada uno de ellos ensayará una técnica particular.
Considerada Luces de bohemia una de las obras más importantes de Valle-Inclán, con ella inaugura un nuevo género teatral, el «esperpento», y sería el primero de los cuatro textos que el propio autor consideraría de ese género. En la escena duodécima de la obra, el propio protagonista lo considera como una manera de mirar el mundo.
La obra narra las últimas horas de la vida de Max Estrella, un «hiperbólico andaluz, poeta de odas y madrigales» ya anciano, miserable y ciego que gozó en algún momento de cierto reconocimiento. En su peregrinaje por un Madrid oscuro, turbio, marginal y sórdido, le acompaña don Latino de Hispalis y le dan la réplica algunos otros personajes de la bohemia madrileña de la época. En sus diálogos se vierten de forma magistral críticas a la cultura oficialista y a la situación social y política de una España condenada a no reconocer a sus próceres.