El conde de Montecristo / Alexandre Dumas

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Es difícil señalar el motivo exacto que Dumas tenía en mente cuando escribió El Conde de Montecristo. Escribió la novela en 1844 y fue publicada en 18 fragmentos entre los años 1844-46. Esto fue al mismo tiempo que Dumas se embarcó en el proyecto Mosqueteros y los romances de D'Artagnan. Estos romances fueron escritos en conjunto con su colaborador Auguste Maquet a partir de 1837. Su objetivo era reconstruir la historia nacional francesa a través de una serie de novelas. Los tres mosqueteros es una de esas novelas.
En cualquier caso, El Conde de Montecristo, también creada con un equipo de colaboradores, fue escrita en el mismo período que estas novelas, que tenían un claro propósito didáctico. El objetivo de Dumas era enseñar al pueblo francés su patrimonio histórico. Las tramas de los romances de D'Artagnan se limitan, por tanto, a hechos históricos reales y los personajes reflejan personajes históricos reales.
El Conde de Montecristo sólo tiene una base de hechos sueltos, y por lo tanto no encaja en la categoría de los romances D'Artagnan. La historia es un mero telón de fondo de la trama. Dumas tuvo así mucha más libertad para crear la trama imaginativa y desarrollar el papel de los personajes. ¿Significa esto que El Conde de Montecristo no es de naturaleza didáctica? Lo más probable es que la novela haya sido creada como un alivio del género de los romances de D'Artagnan, sin embargo, esto no significa que no se puedan encontrar eventos históricos dentro de la novela.
Los valores históricos y sociales están todavía contenidos en la obra, aunque se reducen al telón de fondo. La obra abarca el período de la Historia de Francia de 1814 a 1838.
Históricamente se lleva a cabo a través de los últimos cien días de la dinastía de Napoleón, los reinados de Luis XVIII, Carlos X y Luis Felipe, y la Revolución de Julio. Estos eventos sin embargo, no se inmiscuyen particularmente en la historia.
El Conde de Montecristo de Dumas también cubre las costumbres sociales francesas de la época.
Era completamente posible que un prisionero político fuera olvidado en la cárcel, aunque los prisioneros políticos normalmente se quedaban un año. Otro rasgo de la sociedad posnapoleónica del siglo XIX que Dumas ilustra es el humilde origen de muchas de las personas más influyentes de la sociedad parisina. Danglars, el Conde de Morcerf y Villefort representa tres medios diferentes por los que un individuo de origen humilde entró en la sociedad de élite parisina. Uno es financiero (Danglars), Morcerf representa el avance militar y político, y el avance de Villefort es judicial. Otros rasgos de la sociedad esbozados por Dumas son los espectáculos teatrales a los que asiste la élite (como la Ópera), y la tendencia a comprar una casa en los suburbios parisinos, como hizo el Conde en Auteuil.
Aunque el propósito de Dumas al escribir la novela no era didáctico, ciertamente contenía muchas realidades históricas y sociales.
Quizás Dumas escribió esta novela como un tributo al espíritu de su padre que nunca conoció. Su padre había sido un general del ejército de Napoleón, y había llevado una vida llena de aventuras e intrigas. Quizás Noirtier, el viejo héroe bonapartista de este cuento es, por lo tanto, un tributo al padre de Dumas.
Estas no son las razones por las que El Conde de Montecristo es a menudo catalogada como una de las diez mejores novelas de todos los tiempos. Es más bien la imagen del hombre actuando como una fuerza de justicia divina que cautiva los sentidos. El Conde de Montecristo se centra en el odio entre el hombre y el hombre. Este odio es mucho más poderoso que el amor hombre-mujer contenido en la obra. La representación psicológica de la venganza es fascinante, pero también es una representación que repele. El personaje de Monte Cristo no despierta simpatía, pero de alguna manera sus acciones están justificadas. Es casi un héroe mitológico. Un aura sobrenatural crea un cuento de aventuras que es difícil de resistir.

El éxito fue tal que hay una continuación titulada La mano del muerto.