Te quiero, zorra

En un estado parecido al de la Metamorfosis kafkiana, con la transformación del personaje principal en un insecto en el principio de la acción sin que conozca él ni los lectores la causa, a Zoé, la protagonista de la obra, le crece involuntariamente y sin motivo aparente una cola de zorra. La acción empieza con la cola ya crecida sin que se haya presentado al espectador el proceso de la metamorfosis.
Zoé trabaja como prostituta sin gran éxito. Dominada por la preocupación y la perplejidad, confiesa su secreto a su amiga, Anaís, que trabaja en el mismo oficio. Ambas se preguntan por la causa de la aparición de esta cola. Vacilan entre un castigo divino y un hechizo. Tanto nosotros como Zoé y Anaís somos incapaces de comprender por qué le ha crecido esa cola. La irrupción de Villier revela una nueva perspectiva sobre la cola.

Autor: 
Nieva, Francisco1927
Editor: 
Antonio Machado
Año: 
1989
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