Españolas de tebeo. 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. 5 de Marzo, Día del Cómic.

Españolas de tebeo. 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. 5 de Marzo, Día del Cómic.

Obras disponibles en la Biblioteca de La Rioja

Con motivo de la celebración del 8 de Marzo, Día internacional de la Mujer; y en combinación con el primer Día del Cómic, 5 de marzo, hemos querido destacar de nuestros fondos la labor de las mujeres en el tebeo. Tanto como creadoras completas, como en su labor de guionistas o dibujantes.

En estos últimos años se ha renovado el interés por los tebeos en general y los tebeos de chicas en particular. Varias obras, incluidas tesis doctorales, nos ayudan a reflexionar sobre el papel de las mujeres como autoras, editoras o consumidoras de tebeos.

No será hasta los años 1920 cuando con la proliferación de publicaciones basadas en el cómic empiecen a aparecer los primeros nombres femeninos ligados a las historietas dirigidas a las niñas. La primera revista de historietas dedicada a las niñas es BB, que aparece en 1920, como suplemento del TBO, fundado 3 años antes. A lo largo de los años 20 y 30 las imágenes y contenidos de los tebeos para niñas se moverán en una doble tendencia. Junto a la más clásica y sexista que perpetúa y afianza la división de roles sociales y que adjudica a lo femenino lo sentimental, infantilizándolo y reforzando el estereotipo del Ángel del hogar decimonónico, aparece una más moderna, interesada en buscar nuevas imágenes para los debates en los que se estaban poniendo en tela de juicio el papel de las mujeres en el siglo XX y los nuevos modelos educativos y visuales que debían recibir las niñas.

Curiosamente las revistas infantiles de la Guerra Civil tienen un origen femenino: Desde 1928 Federica Montseny colaboraba en Floreal, una revista infantil publicada por el consejo de la escuela nueva unificada. Al iniciarse la guerra civil cambia de nombre: Nuevo floreal. Consuelo Gil, está entre las ilustradoras de Pelayos y en Flechas Emilia Cotarelo o María Claret ilustran y guionizan. Las historietas se hacen cada vez más ideológicas y políticas. A finales de 1938 Chicos, creada por Consuelo Gil, fue incautada y puesta bajo la supervisión de la delegación Nacional de Prensa y Propaganda de la Falange. Empezaba el control de todas las publicaciones nacionales.
Los años 40 y 50 verán resurgir el TBO. Y la editorial El gato negro pasó a denominarse como la familia propietaria: BRUGUERA. Mientras en estas décadas los tebeos para chicos fueron incorporando personajes de aventuras (Roberto Alcazar y Pedrín, 1941…) que exploraban nuevas temáticas, fisonomías, trazos, recursos expresivos, ritmos narrativos, hallazgos dramáticos, y que iban acercando el tebeo español a niveles europeos y americanos, gran parte del cómic para chicas quedó anclado en las imágenes, historias y recursos de los cuentos de Hadas.

A lo largo de los años 40, 50 y 60 muchas serán las mujeres que poco a poco se vayan incorporando a una sorprendente y desconocida lista. No obstante, no debemos olvidar que era una oportunidad muy limitada. Ni la sociedad ni el sistema comercial de producción y publicación eran proclives a que las mujeres experimentaran con sus capacidades artísticas y sólo unas pocas crearon estilo. O nombre reconocido. La mayoría solía adoptar el estilo de la revista: la felicidad dulce y soñadora con un único final feliz posible: la boda.
El éxito de Azucena propició que a lo largo de los años 50 aparecieran infinidad de colecciones muy similares. También podemos encontrar una imagen de mujer mucho más moderna y cosmopolita, que llegaría a partir de 1949 con el título Florita, siendo muy importante la influencia de las importaciones de la versión femenina del estilo de vida americano.
A lo largo de los 60 revistas de cómic como Sissi, Susana, Guendalina, Claro de Luna, Sereneta y muchas más irán incorporando fotogramas, fotos y canciones de las estrellas del momento, mayoritariamente las de Hollywood, imitando su estética de ambientación, vestido y peinado. Paralelamente, sin olvidar la persistencia de los cómic de hadas, princesas, exóticos, fantásticos procedentes de otras décadas con cada vez menos público, se irán creando nuevas series en las que tendrán como protagonistas a mujeres jóvenes en trabajos como azafata, periodistas, oficinistas… A pesar de la censura, esta década vivió un gran éxito comercial y se fueron modernizando parte de las propuestas gráficas con historias más elaboradas a nivel técnico y visual

A principios de los 70 el cómic para chicas podía parecer agotado, pero los tebeos para chicas vivirían en los años 70 y 80 una época dorada gracias a la creación de nuevas revistas para chicas con mucha más variedad de contenidos.
De todas las revistas del estilo la más exitosa y copiada fue Lily (1970) editada por Bruguera. A lo largo de la década mantuvo las características de variedad y adaptación a los gustos o estéticas del momento. Series propias o europeas, seguimiento del mundo del cine y la canción, consultorios… y más adelante secciones de gimnasia, concursos, club de fans… Lily comenzó su andadura con el personaje que daba nombre a la revista: Lily Trestilos, una muchacha frívola obsesionada por los famosos, y aunque mantuvo el nombre hasta el final, su protagonista fue sustituida por Emma creada por Trini Tinturé y la que duraría más tiempo y marcaría toda la época: la ya mítica
Esther y su mundo.
Purita creó un personaje cercano con el que se identificaron miles de niñas españolas. Esther no era tanto lo que éramos sino lo que queríamos ser. Además, Esther hablaba a las lectoras en primera persona, mirándolas directamente, lo que producía una gran complicidad.

La década de los 70 fue muy intensa en cuanto la producción de tebeo femenino en Occidente. A principios de esta década se puso en marcha el cómic underground norteamericano, en el que las mujeres tomaron parte en un número considerable. Estas mujeres, provenientes en su mayoría de las filas del feminismo, enseguida se dieron cuenta de que las revistas underground masculinas, por muy contraculturales que fueran, seguían siendo muy sexistas en imágenes y contenidos.  El cómic feminista fue creado, fundamentalmente, para el consumo y disfrute del propio movimiento feminista. El hecho de que no tuviera un objetivo comercial permitió una gran experimentación por parte de sus autoras, una exploración de sus posibilidades que anticipó la actual. La agilidad y capacidad del tebeo para expresar ideas nuevas, rompedoras o complejas en imágenes cercanas y directas lo convirtió en un soporte atractivo con el que dinamizar, aclarar o aligerar los contenidos y llegar a las nuevas generaciones. A lo largo de esas décadas el cómic feminista apareció en materiales como manuales, libros, antologías o distintas revistas feministas de todo tipo, desde revistas caseras que a la manera de los fancines se repartían fotocopiadas, distintas revistas más o menos elaboradas de asociaciones o secciones del movimiento feminista, a revistas más ambiciosas y elaboradas como la histórica Vindicación feminista puesta en marcha por la conocida feminista Lidia Falcón o las revistas que editaban distintas instituciones como Emakunde editada por el departamento de la mujer del Gobierno Vasco y muchas similares.

Una autora destacó por su capacidad para crear una propuesta de trazos simples y muy expresivos con una ironía y humor que fue muy agradecido, alabado y copiado. Nos estamos refiriendo a la pionera catalana Nuria Pompeia. El cómic feminista español en ocasiones adaptaba o traducía otras propuestas europeas. Pocas obras vieron la luz en editoriales comerciales o de tebeos. La mayoría de los libros de cómic feministas o salían de editoriales feministas como la madrileña Horas y Horas u otras de marcado rasgo político casi siempre muy minoritarias y en la actualidad desaparecidas. Otra característica del cómic feminista que hemos podido constatar es que muchos de los materiales son colectivos. El trabajo en grupo ha sido una constante del feminismo y dio fuerza y seguridad a muchas de estas autoras para adentrarse y mantenerse en este mundo.
Maricarmen Villa, Marika, había iniciado su andadura a principios de los 70 en el tebeo sentimental dibujando para Inglaterra, Suecia y Francia. Marika siempre ha sido muy reflexiva y crítica en torno al mundo del cómic y desde muy pronto teorizó sobre el papel de las mujeres como sujeto y objeto.
Marika, Montse Clavé y Mariel tenían un estilo que se alejaba de cualquiera de los trazos que habitualmente se esperaban de las mujeres, y su experimentación fue decisiva a la hora de abrir camino a nuevas maneras de entender y usar el cómic las mujeres.
Mariel, por su parte, incluía una ironía y un humor con el que acabaría triunfando vía Mamen, el personaje que lleva décadas publicando en la revista de humor El Jueves.
Para finales de la década de los 80 la industria del cómic español daba señales de la que sería una duradera y profunda crisis. Bruguera, gran fábrica y escuela de historietas, fue vendida al grupo Zeta en 1986 y la mayoría de sus tebeos desaparecieron del mercado, los tebeos para chicas incluidos. Los años 90 fueron un difícil periodo. Muchas de las autoras se vieron obligadas a trabajar para Europa, o a buscar fortuna en otros ámbitos. El cómic feminista, sin embargo, dadas sus características, sobrevivió

A lo largo de los 90 la mayoría de las revistas de cómic para adultos fueron cerrando. Aunque editoriales como la catalana Norma siguieron buscando materiales extranjeros que destacaran por su calidad u originalidad, así como una masiva adopción del fenómeno manga, algunas de las editoriales consiguieron mantenerse publicando material más violento, o más erótico cuando no directamente pornográfico. Esto provocó una huida masiva de las mujeres que leían tebeos, incapaces de identificarse o disfrutar de una propuesta tan aburrida, ofensiva y denigrante. Sólo la cada vez más consolidada oferta de novela gráfica de alta calidad actual está paliando la reticencia que todavía se puede detectar en muchas mujeres adultas. También ha pervivido la concepción, muy arraigada, del tebeo como lectura de “bajo nivel”, lo que ha expulsado a muchas posibles lectoras.
No obstante, los 90 vivirían propuestas más novedosas y creativas. L@s autores más jóvenes pondrían en marcha multitud de fanzines con los que seguir produciendo y publicando sus obras. También empezarían a aparecer nuevas editoriales como Glenat, Ediciones de Ponent o Sins Entido que paulatinamente irían preparando la nueva oferta actual.

PANORAMA ACTUAL

Las jóvenes artistas, en su mayoría procedentes de la carrera de Bellas Artes, seguirían llegando, esta vez con propuestas completamente distintas entre sí pero de gran calidad y originalidad. Sus trazos en ocasiones delatan sus fuentes de inspiración (cómic de autor/a europeo y norteamericano, manga…) pero también un intenso trabajo en búsqueda de su propio estilo.
En la actualidad, aunque todavía el porcentaje de mujeres autoras es mucho más bajo que el masculino la mayoría de las editoriales españolas se muestran muy interesadas y cuidadosas a la hora de incorporar autoras a sus catálogos. La editorial bilbaína Astiberri, fundada en 2001, ha dado a conocer las novelas gráficas de Raquel Alzate, Clara Tanit, Sandra Uve y Lola Lorente. Sins Entido creó una colección específica de autoras que apostó por la inconfundible y vanguardista Sonia Pulido, Vanesa Durán o tradujo obras de autoras internacionales normalizando su publicación en el país. Igualmente, Norma, tras el éxito de la traducción del magnífico Persépolis de la iraní Marjane Satrapi, ha seguido apostando por la obra de mujeres tanto nacionales como Sussana Martín o María Llovet, habitual en el mercado francés, como europeas. Dib-buks, fundada en 2005 ha publicado a Olga Carmona y algunas autoras extranjeras como Nancy Peña… Y otras pequeñas editoriales que apuestan igualmente por las nuevas autoras. Incluso editoriales como La Cúpula han aumentado considerablemente el número de autoras extranjeras dando todo ello como resultado la oferta de cómic creado por mujeres más rica y variada que nunca haya conocido la historia del cómic español. Muchas de estas autoras crecieron leyendo Manga y algunas de ellas se han decantado por este género.

De igual modo, en esta última década se ha retomado la sana costumbre de editar fanzines que sirven para dinamizar la incorporación de nuevos nombres y trabajos, y si consiguen perdurar, bien por ayudas institucionales bien por publicidad, suplen la labor de las desaparecidas revistas de cómic en las que poder ir desarrollando una carrera propia, además del feed-back que supone el contacto directo con las personas que los consumen que posibilitan la multitud de ferias de cómic que en la actualidad se organizan por toda la geografía española.