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Charles Baudelaire (París, 1821 - 1867), poeta francés está considerado como uno de los máximos exponentes del simbolismo y, a menudo, como el iniciador de la poesía moderna. Hijo del ex sacerdote Joseph-François Baudelaire y de Caroline Dufayis, nació en París el 9 de abril de 1821. Su padre murió el 10 de febrero de 1827 y su madre se casó al año siguiente con el militar Jacques Aupick; Baudelaire nunca aceptó a su padrastro, y los conflictos familiares se transformaron en una constante de su infancia y adolescencia.
En 1831 se trasladó junto a su familia a Lyon y en 1832 ingresó en el Colegio Real, donde estudió hasta 1836, año en que regresaron a París. Continuó sus estudios en el Liceo Louis-le-Grand y fue expulsado por indisciplina en 1839. Más tarde se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de París, y se introdujo en la vida bohemia, conociendo a autores como Gérard de Nerval y Honoré de Balzac, y a poetas jóvenes del Barrio Latino. En esa época de diversión también conoció a Sarah "Louchette", prostituta que inspiró algunos de sus poemas y le contagió la sífilis, enfermedad que años más tarde terminaría con su vida.
Su padre adoptivo, el comandante Aupick, descontento con la vida liberal y a menudo libertina que llevaba el joven Baudelaire, lo envió a un largo viaje con el objeto de alejarlo de sus nuevos hábitos. Embarcó el 9 de junio de 1841 rumbo a la India, pero luego de una escala en la isla Mauricio, regresó a Francia, se instaló de nuevo en la capital y volvió a sus antiguas costumbres desordenadas. Siguió frecuentando los círculos literarios y artísticos y escandalizó a todo París con sus relaciones con Jeanne Duval, la hermosa mulata que le inspiraría algunas de sus más brillantes y controvertidas poesías.
Como ya era mayor de edad, reclamó la herencia paterna, pero su vida de dandy le hizo dilapidar la mitad de su herencia, lo que indujo a sus padres a convocar un consejo de familia para imponerle un tutor judicial que controlara sus bienes. El 21 de septiembre de 1844 la familia designó un notario para administrar su patrimonio y le asignó una pequeña renta mensual, situación que profundizó sus conflictos familiares.
A principios de 1845 empezó a consumir hachís y se dedicó a la crítica de arte, publicando Le Salon de 1845, un ensayo elogioso sobre la obra de pintores como Delacroix y Manet, entonces todavía muy discutidos. Ante los primeros síntomas de la sífilis y en medio de una fuerte crisis afectiva, intentó suicidarse el 30 de junio de ese año. Más tarde publicó Le Salon de 1846 y colaboró en revistas con artículos y poemas. Buena muestra de su trabajo como crítico son sus Curiosidades estéticas, recopilación póstuma de sus apreciaciones acerca de los salones, al igual que El arte romántico (1868), obra que reunió todos sus trabajos de crítica literaria.
Fue además pionero en el campo de la crítica musical, donde destaca sobre todo la opinión favorable que le mereció la obra de Wagner, que consideraba como la síntesis de un arte nuevo. En literatura, los autores E.T.A. Hoffmann y Edgar Allan Poe, del que realizó numerosas traducciones (todavía las únicas existentes en francés), alcanzaban, también según Baudelaire, esta síntesis vanguardista; la misma que persiguió él mismo en La Fanfarlo (1847), su única novela, y en sus distintos esbozos de obras teatrales.
Comprometido por su participación en la revolución de 1848, la publicación de Las flores del mal, en 1857, acabó de desatar la violenta polémica que se creó en torno a su persona. El 30 de diciembre de 1856, Baudelaire había vendido al editor Poulet-Malassis un conjunto de poemas, trabajados minuciosamente durante ocho años, bajo el título de Las flores del mal, que constituyó su principal obra y marcó un hito en la poesía francesa. El poemario se presentó el 25 de junio de 1857 y provocó escándalo entre algunos críticos.
Gustave Bourdin, en la edición de Le Figaro del 5 de julio, lo consideró un libro "lleno de monstruosidades", y once días después la justicia ordenó el secuestro de la edición y el proceso al autor y al editor, quienes el 20 de agosto comparecieron ante la Sala Sexta del Tribunal del Sena bajo el cargo de «ofensas a la moral pública y las buenas costumbres». Sin embargo, ni la orden de suprimir seis de los poemas del volumen ni la multa de trescientos francos que le fue impuesta impidieron la reedición de la obra en 1861. En esta nueva versión aparecieron, además, unos treinta y cinco textos inéditos.
Precedido de una dedicatoria en verso "Au Lecteur", desconcertante y penetrante apóstrofe, Las flores del mal está dividido en seis secciones: Spleen e Ideal, Cuadros parisienses, El vino, Flores del mal, Rebeldía y La muerte. En esta subdivisión ha querido verse la intención del autor de dar a la obra casi el riguroso dibujo de un poema que ilustrase la historia de un alma en sus sucesivas manifestaciones.
Así, el espectáculo de la realidad y el resultado de las múltiples experiencias (que proporcionaron el terna a las poesías de la primera y de la segunda secciones) seguramente llevaron al poeta a una desolada angustia, que en vano busca consuelo en los "paraísos artificiales", en la embriaguez; después, a una nueva reflexión sobre el mal con sus perversos atractivos y su desesperado horror, de donde se origina un desesperado grito de rebelión contra el mismo orden de la creación; y, finalmente, el extremo refugio de la muerte. Sin embargo, aunque puedan reconocerse las etapas de su drama personal e incluso las anécdotas biográficas (sus amantes: Jeanne Duval, Madame Sabatier, Marie Daubrun), este diseño ideal debe entenderse solamente en su valor simbólico, no como una sucesión propiamente "histórica" de fases sucesivas.
El mismo año de la publicación de Las flores del mal, e insistiendo en la misma materia, Baudelaire emprendió la creación de los Pequeños poemas en prosa, editados en versión íntegra en 1869 (en 1864, Le Figaro había publicado algunos textos bajo el título de El spleen de París). En esta época también vieron la luz los Paraísos artificiales (1858-1860), en los cuales se percibe una notable influencia de Thomas de Quincey; el estudio Richard Wagner et Tannhäuser à Paris, aparecido en la Revue européenne en 1861; y El pintor de la vida moderna, un artículo sobre Constantin Guys publicado por Le Figaro en 1863.
Pronunció una serie de conferencias en Bélgica (1864), adonde viajó con la intención de publicar sus obras completas, aunque el proyecto naufragó muy pronto por falta de editor, lo que lo desanimó sensiblemente en los meses siguientes. La sífilis que padecía le causó un primer conato de parálisis (1865), y los síntomas de afasia y hemiplejía, que arrastraría hasta su muerte, aparecieron con violencia en marzo de 1866, cuando sufrió un ataque en la iglesia de Saint Loup de Namur.
Trasladado urgentemente por su madre a una clínica de París, permaneció sin habla pero lúcido hasta su fallecimiento, en agosto del año siguiente. Su epistolario se publicó en 1872, los Journaux intimes (que incluyen Cohetes y Mi corazón al desnudo), en 1909; y la primera edición de sus obras completas, en 1939. Charles Baudelaire es considerado el padre, o, mejor dicho, el gran profeta, de la poesía moderna.
Una mirada a la obra:
"Cuando era niño, sentía en mi corazón dos sentimientos contradictorios: el horror de la vida y el éxtasis de la vida. "(Mi corazón al descubierto).
Todas las grandes obras románticas dan testimonio de este paso del horror al éxtasis y del éxtasis al horror. Estas impresiones nacen en el profundo sentimiento de Baudelaire de la maldición que pesa sobre la criatura desde la caída original. En este sentido, las Flores del Mal pertenecen al Genio del Cristianismo.
Al igual que la naturaleza, el hombre está manchado por el pecado original y, como René o Werther (Goethe), Baudelaire sólo siente a menudo asco por "la vil multitud" (Recueil). Lo que más le llama la atención es el egoísmo y la maldad de las criaturas humanas, su parálisis espiritual y la ausencia en ellas del sentido de la belleza y la bondad. El poema en prosa La cuerda, basado en una historia real, cuenta cómo una madre, indiferente a su hijo que acaba de ahorcarse, se apodera de la cuerda fatal para hacer de ella un negocio rentable.
Baudelaire lo sufrirá más que ningún otro: L'Albatros denuncia el placer que el "vulgo" siente al hacer el mal y, singularmente, al torturar al poeta.
En L'Art romantique, Baudelaire señala: "Es uno de los prodigiosos privilegios del Arte que lo horrible, artísticamente expresado, se convierta en belleza y que el dolor rítmico y cadencioso llene la mente de tranquila alegría." Poemas como Le Mauvais Moine, L'Ennemi, Le Guignon muestran esta aspiración a transformar el dolor en belleza. Poco antes de Baudelaire, Vigny y Musset también habían cantado al dolor.
¿Cómo pudo Baudelaire creer en la perfectibilidad de las civilizaciones? No sentía más que desprecio por el socialismo, por un lado, y por el realismo y el naturalismo, por otro. Con la excepción del realista Honoré de Balzac, en el que veía mucho más que un naturalista ("Si Balzac hizo de este género plebeyo [la novela costumbrista] algo admirable, siempre curioso y a menudo sublime, es porque puso en él todo su ser. A menudo me ha sorprendido que la gran gloria de Balzac fuera pasar por observador; siempre me había parecido que su principal mérito era ser un visionario, y un visionario apasionado. ").
Los sarcasmos contra las teorías socialistas (después de 1848), realistas o naturalistas se multiplican en su obra. Al igual que Poe, cuyos escritos tradujo, consideraba "el progreso, la gran idea moderna, como un éxtasis del papamoscas". Para acabar con lo que llamaba las "herejías" modernas, Baudelaire denunció la "herejía de la enseñanza": "La poesía, mientras se quiera bajar al interior de uno mismo, interrogar su alma, evocar sus recuerdos de entusiasmo, no tiene otra meta que ella misma. Yo digo que si el poeta ha perseguido un objetivo moral, ha disminuido su fuerza poética; y no es imprudente apostar que su obra será mala". Aunque él y Victor Hugo compartían la misma tradición francesa de "elocuencia ostentosa", también ejerció su brío contra el autor de Los Miserables, y por un momento jugó con la idea de escribir un Anti-Misérables satírico.
El poeta no es menos rebelde con la condición humana. Expresa su admiración por las grandes creaciones satánicas del Romanticismo, como Melmoth (la novela negra -gótica- de Charles Robert Maturin). Como negación de la miseria humana, la poesía sólo puede ser para él una revuelta. En los Petits poèmes en prose, adopta una forma más moderna e incluso se convierte en humor negro.
Rechazando el realismo y el positivismo contemporáneos, Baudelaire sublima la sensibilidad y busca alcanzar la verdad esencial, la verdad humana del universo, lo que le acercaría al platonismo. En la introducción a tres de sus poemas en el Salón de 1846 escribió: "El primer asunto de un artista es sustituir la naturaleza por el hombre y protestar contra ella. Esta protesta no se hace con un sesgo, fríamente, como un código o una retórica, se lleva y es ingenua, como el vicio, como la pasión, como el apetito. " Y añade, en el Salón de 1859: "El artista, el verdadero artista, el verdadero poeta, debe pintar sólo según lo que ve y siente. Debe ser verdaderamente fiel a su propia naturaleza. "Baudelaire enuncia los principios de la sensibilidad moderna: "La belleza es siempre extraña. No quiero decir que sea deliberada y fríamente bizarra, porque en ese caso sería un monstruo fuera de los carriles de la vida. Digo que siempre contiene un poco de rareza, una rareza no deseada e inconsciente, y que es esta rareza la que la hace particularmente bella. "
Por eso la imaginación es para él "la reina de las facultades". De hecho, sustituye "una traducción legendaria de la vida exterior"; a la acción, el sueño. Esta concepción de la poesía prefigura la de casi todos los poetas que le siguen. Sin embargo, Baudelaire no vivió su obra. Para él, la vida y la poesía permanecen hasta cierto punto separadas (lo que expresa diciendo: La poesía es lo más real, lo que sólo es completamente cierto en otro mundo). Mientras que Baudelaire y Stéphane Mallarmé sólo pensaban en crear una obra de arte, los surrealistas, después de Arthur Rimbaud, querían crear una obra de vida e intentaban combinar acción y escritura. A pesar de esta divergencia con sus sucesores, Baudelaire fue objeto de vibrantes homenajes, como el que le tributó el joven Rimbaud, para quien representaba un modelo: "Baudelaire es el primer vidente, el rey de los poetas, un verdadero Dios. "
El bazo baudelairiano se refiere a una profunda melancolía nacida del dolor de vivir, que Charles Baudelaire expresa en varios poemas de su colección Les Fleurs du mal. Aunque discretamente lo asocia, para quien quiera leerlo, no con una verdadera maldad sino con una rabia por la vida. Esta furiosa frustración de un Ideal insatisfecho, al que sin embargo no renuncia. Finalmente acompaña el título de toda la obra: Spleen and Ideal. Este spleen despierta una esperanza, fácilmente distinguible en sus textos más oscuros: "Soy como el rey de un país lluvioso, rico, pero impotente". Lejos de renunciar a sus sueños más salvajes, incluso cuando trata de desaparecer en sus Paraísos Artificiales, toda la sutileza del Spleen de Baudelaire reside así en una sed de belleza oculta.
La teoría de los humores del médico Hipócrates explica que el bazo vierte en el cuerpo humano un líquido -la bilis negra- que, producido en exceso, desencadena la melancolía, una forma extrema de depresión. Aunque esta teoría hace tiempo que fue refutada, la idea de que un órgano disfuncional afecta al carácter ha pasado al lenguaje común, como demuestran las expresiones "hacerse la bilis" o, más coloquialmente, "ponerse el bazo a hervir". Baudelaire hizo del término bazo la metáfora central de su colección Les Fleurs du Mal.
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