Impresores riojanos en los siglos XVI y XVII

A principios del siglo XVI, la Rioja es una región agrícola de gran pujanza. Ubicada en un lugar estratégico en el límite del reino de Castilla con el de Navarra,  es además paso obligado para ir a Santiago de Compostela y camino natural de penetración en Castilla. Dentro de la región, 5 son las ciudades más importantes: Haro, Santo Domingo de la Calzada, Nájera, Logroño y Calahorra. 
Como dice María Marsá en La imprenta en La Rioja (siglos XVI y XVII), en el desarrollo de la imprenta riojana se pueden establecer tres periodos de producción editorial, cada uno con características propias que lo diferencian de los demás: 

  • Un primer periodo (1502-1517) con una imprenta que presenta una producción elevada y sostenida; se corresponde con el trabajo de Arnao Guillén de Brocar en Logroño, con un total de 79 impresos. Es la época dorada, con uno de los impresores más importantes del siglo XVI español, una producción amplia y variada, con gran calidad formal. 
  • Un segundo periodo (1528-1543), en el que encontramos un corto periodo sin producción editorial, de 1534 a 1542.  En una primera etapa (1528-1534) el taller logroñés depende otro principal: el taller que Miguel Eguía mantiene en Logroño dependiente del de Alcalá. La segunda parte, tras un lapso sin producción editorial, comprende los años 1542-1543 con las impresiones de Juan de Brocar. En total encontramos 25 ediciones. Cuando Brocar se traslada a Alcalá las posibilidades de tener una imprenta de relieve desaparece y solo la personalidad de Miguel de Eguía y su empuje tipográfico le llevarán a reabrir el taller logroñés para ampliar su capacidad de producción. Es un taller subsidiario del de Alcalá pero para Logroño es un periodo de gran esplendor, por el interés de las obras impresas y por su calidad tipográfica. En el taller se imprimen tanto encargos locales como obras que tuvierno una proyección más amplia, es decir, ediciones con un interés y trascendencia general.

Un tercer periodo (1588-1666), con interrupciones no superiores a cinco años. La productividad es baja, nunca hay más de cuatro impresos en un mismo año, lo más frecuente es que haya dos. En total para estos años hay 61 ediciones con los siguientes impresores: Matias Mares (1588-1597), Diego Mares (1602-1622), Viuda de Diego Mares (1636-1637),  Juan de Mongastón (1599-1637), Pedro de Mongastón Fox (1638-1641) y Juan Díez de Valderrama y Bastida (1645-1666). En este periodo tenemos una imprenta provinciana, con escasa producción, baja calidad tipográfica (seguramente no inferior a la media general de las imprentas de otras regiones) y poca relevancia de los títulos editados.
Ya hemos tratado la figura del más importante de los impresores riojanos, Arnao Guillén de Brocar (imprime en Logroño desde 1502 a 1517), en un post anterior (Grandes impresores, Guillen de Brocar)  por lo que nos limitaremos a enumerar las obras que se encuentran en la Biblioteca de La Rioja de este impresor:

A su muerte le sucede Miguel de Eguía del cual la Biblioteca de La Rioja no conserva ningún ejemplar. Navarro nacido en Estella hacia 1495 y casado con una hija de Guillén de Brocar.  Las ediciones que realizó de las obras de Erasmo traducidas al español le granjearon mucha popularidad. De las numerosas ediciones que realizó de dicho autor, solo una procede de la imprenta de Logroño, Declaración del Pater Noster y el Sermón de la grandeza y muchedumbre de las misericordias de Dios en 1528, aunque se ha indicado por José Simón Díaz que tal vez en 1527, Eguía imprimiera en Logroño una edición del Tratado de la inmensa misericordia de Dios. Dentro de la producción del taller logroñés, realiza un total de 23 ediciones con la impresión de textos nebrisenses y de libros litúrgicos e introduce nuevos títulos de gran interés. De ellos solo destacaremos el Libro de las cosas maravillosas de Marco Polo y el Libros de los guisados de Ruperto de Nola, impresos en 1529.
Por el contrario,  de Juan de Brocar, hijo de Arnao, la Biblioteca de La Rioja tiene 4 obras todas ellas impresas en los talleres de Alcalá de Henares entre 1538 y 1555. De Matías Mares  una, impresa en 1593, otra de Diego Mares de 1619, otra de la Viuda de Diego Mares de 1637 y, por último, de Juan de Mongastón la biblioteca tiene dos obras impresas  en Logroño, en 1610 y 1637 y otra en Nájera de 1615.
Nada hay en la Biblioteca de La Rioja de Pedro de Mongastón Fox y Juan Díez de Valderrama y Bastida. Del primero destacamos la obra Capilla y fiestas de Codes de Pedro de Llanos Valdés, impreso muy raro que se conserva en la Biblioteca Nacional de Viena y en el que se recoge el relato de la consagración de la capilla bajo la advocación de Nuestra Señora de codes, erigida por Diego Jacinto Barrón y Jiménez, regidor perpetuo de la ciudad de Logroño, y diversas composiciones poéticas, elaboradas con motivo del evento.

Bibliografía consultada:
MARSÁ, María. La imprenta en La Rioja (siglos XVI-XVII). Madrid : Arco/Libros, 2002
MARTÍN ABAD, Julián. La imprenta en Alcalá de Henares (1502-1600). Madrid : Arco/Libros, 1991

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