Talento en breve: relato en español del siglo XXI

El cuento, el relato breve, ha gozado siempre de una baja estimación, al ser considerado un género menor frente al gran desarrollo de la novela. Incluso existe el falso mito de la falta de aptitud literaria de los autores de cuentos. Sin embargo, hay grandes autores que han basado prácticamente toda su producción narrativa en este género, como Edgar Alan Poe o Antón Chéjov.

El cuento como género literario se independiza de la literatura tradicional y la fábula moralista en el siglo XIX con la aparición de la prensa y las revistas literarias. Ya desde este momento representa la vanguardia y el territorio ideal para la experimentación. La narrativa detectivesca, el género fantástico o la ciencia ficción tienen su origen en los cuentos. Las vanguardias literarias comienzan sus incursiones narrativas a través de relatos o microrrelatos con mayores posibilidades de publicación en revistas. El realismo mágico surgió en el cuento, muy utilizado por los literatos sudamericanos. A pesar del relativo desinterés de la crítica y el escaso de los editores, los relatos breves son el territorio ideal para la experimentación, la exploración y la innovación del lenguaje y las formas expresivas. Y también para reflejar las inquietudes, modas,... el presente al fin y al cabo.
A pesar de ser considerado un formato menor, la presencia del cuento en la litaratura española es constante desde mediados del siglo XVIII, con cultivadores tan importantes como Clarín, Pardo Bazán o Galdós. A finales del XIX se convierte en un fenómeno editorial a cuenta de las publicaciones periódicas de la época. En buena medida el cuento se dirige al entretenimiento y suele tener formas narrativas sencillas, aunque también aparece la efervescencia de las vanguardias. La República y la Guerra Civil propician un cuento más comprometido socialmente. Los años cuarenta y la censura propician una vuelta a los parametros sencillos de las pautas del realismo. Y en los cincuenta la narrativa breve se adscribe a la corriente del realismo social. El cuento se convierte en un arma reivindicativa mientras que los exiliados lo utilizan como herramienta evocadora. En los 60 comienzas los experimentos estéticos y temáticos, centrandose en el individuo y sus conflictos y en un cuidado del lenguaje. La Transición confirma una explosión de la diversidad creativa y temática en el relato corto que se prolonga hasta la actualidad.
La generación actual de cuentistas es la primera hornada formada, en general, al calor de los talleres literarios. Se valen de internet para difundir sus creaciones a través de blogs o webs de escritura y mantenerse en contacto con sus lectores. Es importante tener en cuenta que se la denomina la "generación de la plica", por la relevancia que han adquirido para el género los numerosos premios convocados, aunque en muchos casos la difusión en publicación de dichos premios sea escasa o nula. Es de encomiar la labor para este género de una serie de editores independientes y periféricos que están apostando por el relato, en mucha mayor medida que los grandes grupos editoriales. Y si hay algo que define al cuento actual es la diversidad: la profusión del microrrelato, el salto entre géneros que hace cualquier autor o autora, ya que precisamente la presencia femenina en este mundo es muy relevante. Y muy destacables tanto el trabajo de experimentación literaria como la cercanía a la actualidad que suponen esta narrativa considerada por muchos menor, pero un auténtico respiradero para algunos géneros literarios.
Con motivo del Día del Libro la Biblioteca de La Rioja ha preparado un centro de interés sobre relato actual. Puede encontrar todas las obras seleccionadas para el mismo en el siguiente listado.

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