Un best-seller del Renacimiento

Una de las obras más editadas durante los siglos XV, XVI y buena parte del XVII es la obra que vamos a presentar, la Geographia de Ptolomeo, obra que se convierte en un auténtico best-seller y será en una de las obras científicas más editadas durante esta época. 
El autor y su Geographia
Claudio Ptolomeo fue un astrónomo, astrólogo, químico, geógrafo y matemático greco-egipcio que vivió durante el siglo II. Una de sus grandes obras fue la Geographia, en la cual reunía todo el conocimiento geográfico disponible en el mundo greco-romano. Ptolomeo utilizó un sistema de líneas de la cuadrícula para representar la latitud y longitud de unos 8000 lugares en un mapa que abarcaba el mundo conocido en el apogeo del Imperio romano que sirvió de ejemplo a los cartógrafos durante muchos años.
La Geographia de Ptolomeo llegó a Occidente a través de dos vías: la musulmana y la bizantina. Los árabes tradujeron en el siglo IX del griego al árabe, el Almagesto y la Geographia, que enriquecieron con sus propios conocimientos. Los mapas de Ptolomeo fueron vueltos a dibujar a partir de las instrucciones contenidas en el texto de la Geographia, de tal manera que a mediados del siglo XII Al-Idrisí, pudo construir un mapamundi, de inspiración ptolemaica, acompañado de sesenta y ocho mapas regionales. La obra permaneció sumida en un cierto olvido hasta la época paleóloga (1261-1453), cuando el monje bizantino Máximo Planudes (1260-1330) lo encontró y, como hiciera con otras muchas obras, lo copió y enmendó. Las generaciones de científicos y eruditos paleólogos que siguieron a Planudes también se interesaron por la Geographia, editándola y comentándola. Una copia de este manuscrito bizantino fue llevada a Italia por Manuel Chrysoloras (m. 1415), que inició en Florencia  la tarea de traducir la Geographia al latín, labor que remataría, entre 1406 y 1410, Jacobo Angelo de Scarperia (ca. 1360-ca. 1410). Esta primera versión latina, a la que cambio el título por el de Cosmographía, carecía de mapas, hasta que en 1415 los humanistas Francesco di Lapacino y Domenico di Leonardo Boninsegni dibujaron los veintisiete mapas, con expresión de la toponimia y de las leyendas en griego y en latín, copiados a partir de otro manuscrito bizantino. 
En los manuscritos griegos de la Geographia se pueden encontrar dos tipos diferentes de mapas, denominados por J. Fisher como grupo A y grupo B. En el grupo A había un mapamundi cuya autoría se le asignaba a Agathodaimon de Alejandría, y por 26 mapas regionales: 10 de Europa, 4 de África y 12 de Asia. El grupo B contenía también un mapamundi y 63 mapas regionales de reducidas dimensiones así como algunos continentales. Lapacino y Boninsegni copiaron los mapas del grupo A, por el contra, los del grupo B no han sido nunca impresos. 
La cartografía de la obra de Ptolomeo fue mejorada a mediados del siglo XV por un pintor florentino, Pietro del Massaio, y su colaborador Ugo de Comminelli, miniaturista de Mezières. Estos tenían más conocimientos geográficos que sus predecesores y pudieron mejorar los mapas  de la Cosmographia. A los mapas ptolemaicos se añadieron mapas modernos (España, Francia, Italia, Etruria, Peloponeso, Creta y Egipto con Etiopia) y planos o vistas de ciudades (Roma, Florencia y Alejandría, entre otras). Son las llamadas Tabulae Novae, que suelen incluirse a continuación del correspondiente mapa regional de Ptolomeo o al final de la obra. 
Las ediciones
A partir del descubrimiento del Nuevo Mundo se desarrollaron exponencialmente los estudios geográficos; un fenómeno que tuvo como aliado fundamental la imprenta, divulgadora y transmisora también de las obras geográficas antiguas en el continente europeo. En este contexto, proliferaron las copias manuscritas y, sobre todo, las ediciones impresas de la obra geográfica de Tolomeo, que comenzó a ocupar un lugar importante en las bibliotecas.
La obra de Ptolomeo se convierte en todo un éxito editorial, manteniéndose entre las obras científicas más reeditadas hasta finales del siglo XVII. Gran parte del éxito se debió a las aportaciones de los grandes geógrafos y cartógrafos que la irían enriqueciendo. Su éxito estaba asegurado por la demanda, en plena época de los descubrimientos geográficos, de la obra de un clásico enriquecida con bellísimos mapas que en cada edición conocían nuevas versiones actualizadas de los mismos.
De hecho, los más grandes y reputados geógrafos del Renacimiento iniciarán siempre sus trabajos con una reedición o comentario a la Geographia de Ptolomeo y con una reinterpretación de sus mapas, ejerciendo a través de esta obra una gran influencia en el desarrollo de la cartografía moderna. Durante este periodo se contabilizaron más de 30 ediciones. Este éxito editorial empezó a decaer cuando aparecieron atlas más actualizados y modernos como el Theatrum Orbis Terrarum de Abraham Ortelius, publicado en 1570, o el Atlas de Gerard de Kremer (Gerardus Mercator), en 1595.
Desde 1475, fecha de publicación del primer incunable, las ediciones se van a suceder a un ritmo acelerado. Así, la primera edición impresa apareció en Vicenza en 1475, aunque sin mapas. Le siguió la traducción hecha en Bolonia en 1477, que incluye un mapa del mundo según la proyección de Ptolomeo y veinticinco mapas regionales. Después de la edición de Bolonia apareció otra en Roma en 1478 que contiene algunos de los primeros y más finos grabados en cobre y, posteriormente, otra edición en Florencia en 1482, la primera en italiano y la primera también, junto con la de Ulm, que incluyó mapas modernos. Las ediciones de Ulm de 1482 y 1486 fueron las primeras aparecidas fuera de Italia, y sin lugar a dudas las más importante.
Las ediciones de la obra se detienen abruptamente en 1490 y no se reanudan hasta casi veinte años después. Entre los años de 1506 y 1507, aparecieron los primeros mapas impresos en los que se incluye una representación de los nuevos territorios hallados al otro lado del Atlántico: los planisferios de Contarini-Roselli de 1506 y de Martin Waldseemüller de 1507 en los cuales se inspiró el mapamundi de Johannes Ruysch, este último dado a conocer en una edición de la Geographia de Tolomeo publicada en 1507 y 1508 en Roma de Bernardino Venetum de Vitalibus. Sin duda entre todos ellos el más famoso es el planisferio de Martín Waldseemüller, ya que es el primer mapa impreso donde aparece la palabra "América" sobre la parte sur del hemisferio occidental. Cuando realizó este mapa Martín Waldseemüller estaba involucrado junto con Matías Ringman en una edición de la Geographia de Ptolomeo que finalmente vio la luz en Estrasburgo unos años más tarde en 1513 impresa por Johannes Schottus.
Otra mucho más sencilla, en octavo, la erudita edición griega de 1533 con título latino De Geographiae libri octo, summa cum uigilantia excusi sin mapas, la primera publicación impresa completa del texto original en griego de Ptolomeo. Fue Erasmo quien la promovió y queda dentro de la línea de publicaciones de textos griegos y latinos a los que dedicó muchas horas de su vida por encargo de editores, aunque al carecer de mapas tiene poco interés cartográfico.
Uno de los editores de la Geographia fue Miguel Servet, único protagonista español de esta tarea durante el siglo XVI. La obra fue impresa por los hermanos Trechsel, de Lyon, en 1535, experimentando una segunda edición en 1541 (Viena, Delfinado).
En las décadas centrales de la decimosexta centuria sobresalen por su innegable éxito las ediciones publicadas en Basilea por el gran matemático y hebraísta alemán Sebastian Münster, la primera ediciones de 1540 y hay reediciones de 1545 y 1552, esta última la más completa.
Ya entrada la segunda mitad de siglo XVI destacan la edición en italiano de Girolamo Ruscelli que colocaron a Venecia como centro difusor de la obra tolemaica en toda Europa (Venecia 1561, 1564, 1574 y 1598 y 1599) con sus ediciones en cuarto y lengua vulgar. La edición de 1598, ampliada con la aportación del erudito italiano Josefo Rosaccio, tendrá enorme éxito, pues vuelve a aparecer en 1599. Así, en el último tercio del siglo XVI, las ediciones ya mencionadas de Ruscelli y Rosaccio alternan con las de Mercator y las de Magino (1596, 1597 y 1598). G. Mercator publicó, por primera vez en 1578, su propia edición de la Geographia, con reediciones posteriores.
Ya en el cambio de siglo el italiano Antonio Magino aportó a la Geographia nuevos comentarios y anotaciones, que siguieron enriqueciendo la obra tolemaica. Los mapas de sus ediciones son muy bellos y están elaborados por Girolamo Porro (1520-1580).

Suscribirse a Un best-seller del Renacimiento